miércoles, 16 de noviembre de 2011

SUEÑOS IMPOSIBLES

METASERIE

Episodio Final

Sé que todavía me quedan muchas sensaciones por experimentar pero creo que notar el roce de esta fina arena en mi espalda desnuda mientras los rayos de sol entran en contacto con mi cara imberbe será muy difícil de superar en el futuro... como no sea con drogas... podría pasarme horas tumbado aquí, percibiendo cómo la sutil brisa marina me embadurna los sentidos en salitre...

-Hola, ¿cómo te va? ¿No estarás durmiendo verdad? Mamá dice que quedarse dormido tomando el sol puede ser malo para la piel...y además engorda- bramó una empalagosa voz.

Se acabó la paz, mierda!! No soporto a este zampabollos. Le odio desde la primera vez que se cruzó ante mí. Pero es amigo del esmirriao y me conviene tenerlo cerca. Tengo que ser amable si quiero tener alguna opción con ella. Toca armarse de paciencia y aguantar a los enanos. Además, sé muy bien como callarlos:

-¿Qué tal?¿Cómo te va canijo? Me iba a poner a merendar, ¿te apetece que compartamos?- me dirigí a él sacando de la mochila que me servía de almohada un par de enormes "bocatas" de chorizo.

-Flipa tío!!!Estaba empezando a entrarme la gusa- ¿Cuándo no? Gordo apestoso!! pensé tentado a exteriorizar la maldad.

Poco a poco fue llegando el resto de la pandilla. Primero, la gafitas revieja de la bicicleta rosa con cestita, acompañada por el insulso y después el machito rubiales con problemas de dicción. No los soporto, y menos a él. Desde hoy lo maldigo por éstas que son de cruces, a que en el futuro nunca se le entienda una frase completamente.

Pasábamos las tardes veraniegas en el mismo rincón, de la misma playa, junto a las mismas rocas diciendo chorradas propias de la edad según el pureta casposo que nos observaba a través de aquella extraña lente que a mí siempre me pareció un droideka de "La guerra de las galaxias". Reconozco que el esmirriao era graciosete a veces y el único con el que no tenía que disimular las carcajadas... además... además era su hermano... por cierto, ¿dónde está hoy? ¿por qué no ha venido? todos hablan de sus cosas y ninguno parece echarla en falta. ¡Serán idiotas! El caso, es que me da apuro indagar, podría mostrar debilidad ante el machito aborbonado. ¿Qué hago?

-Mi hermana no ha venido hoy- gracias, esmirriao. Eres el mejor, exclamé para mis adentros.

-yo creo que se hizo una herida, porque la escuché cuchichear con mi madre, pero mi padre dice que solo está en uno de esos días- prosiguió. Supongo que este comentario será cosa del pureta, como siempre.

Todos siguieron un buen rato interesándose por ella pero a mí lo único que me conmovía ese día era su ausencia así que decidí aguantar un rato por disimular y zafarme de esa pandilla de apijotaos de la forma más cortés posible. Tenía un asunto entre manos y hoy era un buen día para rematarlo.

-Bueno, chicos. Me voy que me tengo que marchar. Hoy comí fabada y le voy a devolver a la tierra lo que es de la tierra. Hasta luego a todos los payos- dije lo más finamente posible y salí corriendo en dirección al orfanato sin entender porqué a todos les hizo tanta gracia mi despedida. ¡Ya habría tiempo de vengar las burlas! Lo primero era cumplir la misión que me encomendó Rubén Bertomeu.

Corrí por la playa, lo suficientemente lejos para salir del campo de visión de los demás y entonces desvié mi trayectoria y me acerqué con cuidado de no ser visto hasta el "cascarón" del viejo marinero. Solíamos acercarnos hasta allí cada atardecer porque nos contaba historias ridículas de carcamales con moraleja final y todos parecían aprender mucho con ellas. Pensaban que eran más maduros después de escucharlas pero yo creo que el anciano, no era más que un simple precursor, un adoctrinador de lo políticamente correcto alimentado por la todavía latente voracidad del futuro bipartidismo sectario, que solo pretendía captar prosélitos para las décadas venideras. Me recibió, como siempre, con esa sonrisa bonachona mientras cosía unas nasas que probablemente nunca habían sido usadas y que jamás se estrenarían en el futuro.

-Buenas tardes. ¿Vienes corriendo con este calor? Anda déjame que te ofrezca un refresco- me invitó poniéndomelo fácil.

-No se levante, sé donde está la nevera. Le traigo uno a usted- contesté rezumando amabilidad.

Subí al barco y preparé dos naranjadas. La mía, con azúcar. La suya con lo que quiera que Bertomeu preparó en el frasco que me dio y que vacié en su vaso. Pronto se sintió mal y en menos de dos horas se tendió en su lecho para no volver a levantarse. Fui hasta la cabina del pueblo para avisar a Bertomeu y corrí con lágrimas falsas a avisar a los demás del luctuoso hecho acontecido por causas naturales. Aquella tarde habían estado entretenidos salvándole la vida a un tipo extraño. Un americano que trataba de flotar con unos manguitos de niño y que se hubiese ahogado de no ser por el flipado del Javi. Chris se llamaba o algo así.

Seis de la mañana, suena el despertador!!

Desperté acelerado y totalmente desencajado. Llegué a la oficina con la esperanza de que el sueño no hubiese afectado a la realidad esta vez. Pero me temía lo peor. Al principio, traté de traer el tema a la conversación con los compañeros del trabajo mostrando sutileza. Llegué incluso a silbar el tonillo famoso, pero nadie parecía darse por aludido. Decidí preguntar abiertamente y confirmé la fatal noticia. Nadie conocía a Chanquete, ni al Piraña, ni al Frasco. Sencillamente "Verano Azul" no había existido nunca...o lo que es peor me la había cargado, al matar al protagonista en sueños. No solo eso, desayunando en la cafetería de la empresa, leí el periódico y comprobé con estupor como un tal Cayo Lara volvía a ganar las elecciones en España. No podía tolerarlo más y tenía claro lo que hacer. Al salir del trabajo paré en la farmacia de la esquina y pedí que me dispensarán pastillas para no soñar jamás.



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