viernes, 12 de diciembre de 2014

LA CRISIS ES HISTORIA

     Es posible que usted sea uno de los beneficiarios de las políticas económicas de nuestro Gobierno. Tal vez haya conseguido su ansiado trabajo, gracias al ingente esfuerzo intelectual de los ideólogos de la última reforma laboral y se esfuerce por mantenerlo día a día. Tal vez no sea el trabajo de su vida, quizá no sea la persona mejor remunerada del mundo, puede que su jefe sea un inepto que trate de hacer suyos sus logros (de usted) en el desempeño de sus tareas e intente afearle sus equivocaciones con el fin de tenerle en un estado de amenaza y estrés constante (mejor, así se mantiene alerta). Sí, usted siente que la correa a la que está atado cada día es más corta y que el collar que rodea su cuello cada día aprieta más. ¡Pero sabe que es afortunado...!

     Usted le da tres comidas al día a sus hijos y puede, con o sin ayuda, comprarles los libros de texto y la ropa, incluso algún que otro regalo en las fechas señaladas. Es consciente de que su sueldo ha ido menguando en los últimos años pero todavía puede pagar las subidas de la electricidad y el gas, y hace frente al IVA nuestro de cada día con más o menos solvencia. Ya no llena el depósito del coche pero siempre le sobran un par de billetes pequeños para el combustible. Nunca se ha visto obligado a ir a trabajar a pie, ¡a Dios gracias!

     Usted no se quiere poner catastrofista, aunque tiene conocidos (cada vez más) que todavía no disfrutan de su grandísima fortuna, todo se andará. Gente que sella la cartilla cuando toca y recibe una contraprestación estatal que para eso está el Estado, piensa usted, para ayudar al que no tiene o no puede. El Estado y su generosidad, claro, porque una vez al mes, cuando se puede, se baja al bar y se toma un par de cervezas, todavía no entiende como podía ser capaz antes de estar todo el día en la taberna bebiendo sin hacer nada productivo. Ahora solo un par, no se puede más, y para casa, es lo que ganamos en salud, le dice a Pepe que no tiene ni para la caña. Usted invita a su amigo Pepe y le anima a que siga buscando, sabe que en cualquier momento encontrará algo tan bueno como lo que usted tiene. Tantos años sin encontrar... aunque sea por estadística... ¡Pepe, hombre, pero tú también tendrás que poner de tu parte, no todos los días encontrarás quién te pague las cañas!

     Para el mes, toca cine o cena con Manuela, ¡bendita mujer! Ella también se merece de vez en cuando salir de casa, la pobre, todo el día entre tareas domésticas y colas interminables de la seguridad social, que su mamá está un poco pachucha últimamente. Pero madre no hay más que una, si hay que estirarse un poco para medicamentos se estira y si hay que hacer colas en el médico se hacen, menos mal que de vez en cuando le sobra algo para ir a la "pelu" a ponerse guapa, ¡qué la "Manu" es toda abnegación y todo se lo merece!

     Piensa de nuevo en Pepe, justo antes de irse a dormir, que mañana hay que madrugar para levantar el país, y en otros tanto como Pepe a los que usted conoce y a los que no ha podido invitar esta vez, y sonríe. Sonríe porque usted, como todo el mundo con dos dedos de frente, sabe que esto se acaba, que lo ha dicho el Presidente y él maneja información que no todos manejamos. Que los mercados están calmados, que confían en nosotros, que vamos a pagar a la Merkel y va a haber trabajo para todos porque la crisis es historia del pasado.

    

miércoles, 3 de diciembre de 2014

HUELLAS INDELEBLES

Hay hechos, actitudes, expresiones... que determinan nuestra imagen (pública) y que no se pueden borrar del disco duro colectivo por mucho esfuerzo que empeñes en ello.

Es alabable la decisión de Alerta Digital de retirar su asqueroso artículo, publicado hace unos días al hilo del atraco perpetrado en Vigo, en el que se menosprecia el trabajo de las policías y en el que se insinúa (o se dice abiertamente)  que el asesinato de la agente es consecuencia de su incapacidad como mujer; pero la rectificación no enmascara el tufo que deja esa publicación a machismo rancio y lesivo en nuestras pituitarias.

Se necesita mucho más que un bolígrafo con goma de "emborronar" en el extremo o un experto en internet para eliminar esa huella digital de nuestra percepción. Pedir disculpas no indica que hayan recapacitado y comiencen a creer ahora en la igualdad de género pero sí que sus lectores en particular y la sociedad en general empiezan a no consentir que nadie saque tajada con este tipo de crónicas que denigran a las mujeres. Y eso es una buena noticia.

Como buena noticia nos han querido vender el encarcelamiento del padre de Andreíta Fabra. El otro Fabra, sobre el que de momento no pesan sospechas de delito ni de parentesco con el condenado, se congratula del desenlace y alaba el buen funcionamiento de la justicia. De lo que no opina es de su lentitud.

Once años en resolver un caso en el que el imputado, sospechoso de todos los abusos políticos clasificables, es condenado por irregularidades fiscales como si de un "Capone" cualquiera estuviésemos hablando. ¿La justicia funciona? Pues mire usted, a veces sí, pero al ralentí como el Ferrari de Alonso y no gracias al partido al que representa el Presidente de la Comunidad Valenciana, ni a sus respectivos Gobiernos aunque insistan en vendernos este encarcelamiento como uno de sus grandes éxitos de gasolinera.

 Y no funciona gracias a ellos, entre otras cosas, porque sus leyes son como las puertas de los slaloms en el esquí alpino, imposibles de sortear si no has visto la nieve en tu vida pero que no representan el más mínimo obstáculo para el esquiador profesional, que sólo se engancha en ellas cuando quiere sortearlas a más velocidad de la aconsejable por las leyes de la física o, simplemente, cuando tiene un despiste solo explicable desde el punto de vista del exceso de confianza o de la falta de concentración.

No funciona porque los medios de los que disponen los encargados de perseguir a los que se las saltan son, a simple vista, insuficientes. ¿Enhorabuena? Nos venden como premio gordo lo que no deja de ser una pedrea.  El gordo, al que le toca repetidas veces es al reo. A nosotros nos han dejado el premio de consolación que nos permite seguir jugando sin volver a desembolsar y apacigua nuestra impresión de vivir en una tomadura de pelo constante.

Esta Justicia, tan celebrada por Alberto Fabra, es un estamento al que no le queda más remedio que aceptar como cierto, contra las leyes de la probabilidad y ante nuestra perplejidad, que a un Presidente de Diputación Provincial le toque la lotería nueve veces porque es imposible demostrar de qué otra forma se habrá podido enriquecer.

En cualquier caso y aunque sea otra vez con la boca pequeña, nos felicitamos de nuevo (dos veces en un artículo, ¡wow!) porque nunca creímos que el abuelito del aeropuerto fantasma y las estatuas "megalómanas" tuviera, algún día, que preocuparse por cosas tan de pobres (que no tienen ni para esquíes) como esperar con impaciencia el momento del paseo por el patio, la falta de intimidad a la hora de hacer de vientre o el "dónde habré dejado la "famosa" pastilla de jabón". Por lo tanto, queremos dar desde aquí la enhorabuena a la inefable Andreíta y le devolvemos el "que se jodan" que en su día almacenamos y que todo este asunto nos ha hecho rescatar de nuestra memoria donde se hallaba codificado como símbolo de su huella indeleble.